Paso 2: Planteamiento del problema. Desde el punto de vista de la teoría de la decisión, cada vez está más aceptado que para resolver convenientemente un problema es preciso una correcta formulación del mismo (todo problema bien planteado está medio resuelto). Esta fase, a la que en el pasado no se le prestaba excesiva atención, está resultando esencial a la hora de buscar la efectividad del procedimiento de resolución seguido, y evitar de esa forma el conocido como error tipo III (mala especificación del problema). En este caso, es necesario determinar claramente cuál es el contexto en el que está inmerso el problema, los posibles escenarios, las variables controlables y las no controlables.